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PS Diversidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Secretaría de Diversidad Sexual – Partido Socialista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

lunes, 9 de agosto de 2010

Los/as chicos/as del silencio. Adolescencia LGBT.



Tras un fin de semana repleto de actividades para los/as niños/as en los centros socialistas de La Boca y Almagro: juegos, disfraces, pinturas, globos, copa de leche... Nos pusimos a pensar sobre las infancias y adolescencias de gays y lesbianas. Por ello queríamos compartir con Uds. una artículo que escribieron Fernando Cano* y Teresa Mitchell**. Esperamos sus comentarios!

Algunos meses atrás se instaló en Argentina un tema hasta hace pocos años impensable: el matrimonio igualitario. Como en todos los temas que incluyen a la sexualidad, una de las principales opositoras al proyecto es la Iglesia Católica. Ésta ha hecho uso de su poder y ha utilizado a los colegios religiosos (subsidiados por el Estado) como medio para aleccionar a los alumnos y a través de ellos, a sus padres. La intensidad del debate no ha tenido en cuenta a quienes impacta el tema en forma directa: los adolescentes gays y lesbianas.

La adolescencia es una época difícil. Por un lado empiezan a despegarse de sus familias y la rebeldía empieza a hacerse notar. Por otro, necesitan imperiosamente ser aceptados por el resto de sus pares. La sexualidad es un tema crucial: las chicas no paran de hablar de chicos y los chicos se desviven por llamar la atención de las chicas. Entre tanta vorágine hormonal, también están los que empiezan a sentir que son diferentes.

La oposición al proyecto de matrimonio igualitario por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica se construye con las palabras “enfermedad”, “perversión”, “antinatural”, etc. Conecta al deseo heterosexual con el mandato de Dios, mientras que otras formas de la sexualidad se consideran fuera del orden divino. En su discurso conviven posiciones fundamentalistas que estimulan el odio y la violencia con otras supuestamente compasivas que sugieren la castidad como “solución”.

Los adolescentes gays y lesbianas que asisten a escuelas católicas reciben en forma directa toda esta violencia simbólica. Esto sucede en una época decisiva de sus vidas que los vuelve doblemente vulnerables. Mientras que los chicos heterosexuales cuentan con un marco cultural que los avala, los otros están solos. El descubrimiento de su identidad sexual, está acompañado de descalificación y rechazo. Miles de adolescentes en todo el país se dan cuenta de que son estigmatizados también por  quienes en realidad, deberían contenerlos y acompañarlos: los adultos que los educan y sus propias familias. Los chicos se encierran en su silencio. Descubren que los insultos que siempre creyeron dirigidos a otros, ahora los definen a ellos.

La ley de matrimonio igualitario construye un modelo innovador que incluye a la diversidad sexual. Puede ser que cause temores como todo lo nuevo, pero también va a crear la base para que todos estos adolescentes empiecen a sentirse sostenidos por la sociedad. Nosotros, los adultos, tenemos la oportunidad de escuchar el silencio de estos chicos. Darles, quizás por primera vez, esperanzas.

*Consultor psicológico  -  **Escritora

3 comentarios:

  1. Me gusto mucho, es muy interesante ya que siempre estamos hablando de los adultos y estamos mirando muy poco a los niñxs y adolescentes que están atravesando su etapa de conocimiento de su sexualidad.
    Gracias por publicarlo

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  2. Mi comentario es, a todas luces, subjetivo... Me hace muy feliz que dos personas queridísimas inicien un tema que ocupó tantas veces nuestras charlas. Espero que sea el puntapié inicial de un intercambio que nos ayude a construir una sociedad más justa atendiendo a aquellos que alguna vez fuimos...

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  3. muy ciertas sus palabras, como graduado de un colegio de la sagrada familia, puedo decirlo, esos insultos existieron, existen y son terribles porque estigmatizan no solo a tu propia identidad sino llevan a lxs jovenes a patologizarse a si mismos, vivir con la conviccion de la condena a un infierno que muchxs sienten real y terrible, vivir con la carga de ser una especie de embajador del diablo catolico, esas cuestiones son terribles, y queda bien dicho decir, que esta ley en una de sus aristas no solo termina con la legitimizacion estatal de estas discriminaciones, sino que puede que desde esta surga otra sociedad un poco más igualitaria donde ni siquiera en estos lugares este permitido de manera tan abierta empujar a estxs jovenes a la angustia y el desencuentro con sus identidades...

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