En 2003 se sumaron sus vecinos de Bélgica y ya se iba perfilando el tema de nuestros derechos como algo centroeuropeo, algo de esa parte del primer mundo donde la iglesia de Roma no tiene tanto peso.
Hasta el 2005 la única sorpresa era que el reconocimiento de nuestros derechos no había comenzado en los países nórdicos, mucho más propensos a cuidar de sus minorías. Y entonces entró España en escena.

La tramitación de esta ley fue conflictiva, a pesar del apoyo del 66% de los españoles al matrimonio homosexual, la misma cifra que en este momento apoya los derechos de gays y lesbianas en Argentina.

Y en 2006 la igualdad cambió de continente y aterrizó en el tercer mundo: el 30 de noviembre el matrimonio entre personas del mismo sexo fue legalizado en Sudáfrica.
En 2002, la Corte Suprema de Sudáfrica dictaminó que era discriminatorio e inconstitucional que la ley sudafricana no permitiera el matrimonio entre personas del mismo sexo. En 2005, el Tribunal Constitucional sudafricano dio un plazo de doce meses al parlamento para adaptar su legislación de modo que las parejas del mismo sexo puedan acceder a la Ley Nacional sobre Matrimonio. Finalmente, el 30 de noviembre de 2006 el matrimonio entre personas del mismo sexo fue legalizado en Sudáfrica.
De hecho, Sudáfrica reformó en 1996 su constitución y es considerada una de las más liberales del mundo: proscribe la pena capital, protege los derechos de gays y lesbianas e incluye una Carta de Derechos que garantiza la igualdad de derechos para todos, sin distinción de raza, género, sexo, embarazo, estado civil, origen étnico o social, color, orientación sexual, edad, discapacidad, religión, conciencia, creencia, cultura, idioma y nacimiento.
Sudáfrica es hasta ahora el único país del mundo donde la Constitución garantiza la igualdad de derechos sin importar la orientación sexual. Esto sucede en marcado contraste con la mayoría de los países vecinos de Sudáfrica, donde la homosexualidad es a menudo castigada por el código penal.

"Sin embargo, en todo el mundo, lesbianas, gays, bisexuales y transexuales son perseguidos. Los tratamos como parias y los empujamos fuera de nuestras comunidades. Les hacemos dudar de que ellos también son hijos de Dios, y esto debe ser casi la más grande blasfemia. Los culpamos por lo que son".Tutu lamenta también la opinión dominante entre sus colegas de la iglesia: “Las iglesias dicen que la expresión del amor en una relación monógama heterosexual incluye lo físico, las caricias, abrazos, besos, el acto genital, la totalidad de nuestro amor que nos hace crecer para ser cada vez más divinos y compasivos. Si esto es así para los heterosexuales, ¿qué razón terrenal tenemos que decir que no es el caso de los homosexuales?".
En 2009, tres años después de Sudáfrica, los matrimonios de parejas del mismo sexo fueron reconocidos en Noruega y Suecia y en 2010 en Portugal y en Islandia. El caso islandés es de especial interés porque la ley se votó por unanimidad y porque la primera en casarse bajo la nueva ley con su una escritora fue su primera ministra, Johanna Sigurdardottir.
Como hemos visto, los derechos de gays y lesbianas no son exclusivos del primer mundo. En un país del Sur como Sudáfrica, tan presente en la prensa en estos días por el Mundial de Fútbol, se aprobó la ley que permite la igualdad en el matrimonio, sin que eso fuese el gran acontecimiento catastrófico que la jerarquía de la iglesia predijo. Y es eso lo que esperamos que pase en Argentina a partir del 15 de Julio cuando el Senado apruebe la ley: que no pase absolutamente nada y que la vida siga como antes, pero con más igualdad.
0 comentarios:
Publicar un comentario